sábado, 22 de junio de 2013

Primera clase

No pocas son las sorpresas y enseñanzas que en mis 8 años de experiencia laboral me han deparado las responsabilidades de liderazgo que en distintos rubros me ha tocado observar.    Ya en la universidad me tocó coordinar actividades y estrategias en los equipos de la Federación de Estudiantes de la Católica (FEUC), luego en el aula como docente de Filosofía, de Educación Cívica y de Equipos de Debate, tuve la oportunidad de observar que la integración de confianzas con una mirada organizacional puede llevar a los equipos a dar un salto en sus rendimientos y generación de riqueza.  Aprendí también que la diversidad en los equipos si bien es un desafío comunicacional e incluso sicológico, es también la oportunidad para enriquecer los resultados y a las personas del equipo, más allá de lo que desde cualquiera de las perspectivas particulares que conforman el equipo hubiera podido esperarse, la diversidad nos enriquece a todos y nos permite trascender nuestras fronteras.  

Es así que en el realce que logra de las capacidades del equipo, veo en el rol del líder una responsabilidad cualitativa para la obtención de las metas propuestas, pero aun más que eso (y a pesar que las metas puedan no alcanzarse), es también en el rol del líder que encuentro fundamental se generaren las oportunidades de aprendizaje para todos (incluyéndo para él mismo), integrando nuevos conocimientos, capacidades y nuevos miembros al equipo, y siendo gracias a eso capaz de enfrentar luego nuevos desafíos y escenarios en el futuro.

Mi posterior experiencia como co-fundador y cabeza del equipo ejecutivo de la Corporación Independientes en Red me dio la oportunidad de trabajar con reconocidas autoridades en muy distintos rubros del país (desde el derecho y la política, hasta el deporte y las artes), formando y liderando equipos de voluntarios de una red de cerca de 5 mil personas, en proyectos y campañas en áreas que con una mirada estratégica definíamos con el directorio de la corporación como claves para aportar desde la ciudadanía al desarrollo cultural, político y económico de Chile.  No pocas fueron las oportunidades en que debí presentar junto a mi equipo los resultados frente a comisiones y bancadas parlamentarias, representantes gremiales y comisiones presidenciales. Todo esto  fue una excepcional oportunidad de aprendizaje práctico que me reforzó los conceptos ya mencionados además de subrayarme  que una vez que junto a un liderazgo capacitado y oportuno se encuentra el compromiso de un equipo, pocos son los desafíos inalcanzables. Incluso cuando no se alcanza una meta, el camino genera valor y aprendizaje valioso para el equipo en general y para cada uno de sus integrantes en particular.   

Luego, desde julio 2010, ejerzo como Director Académico del I.P. Culinary (www.culinary.cl) que con dos sedes y cuatro carreras profesionales en el rubro de los servicios, ha sido una nueva oportunidad de aprendizaje práctico.  Hoy me toca el rol de autoridad y debo liderar a más de 120 personas entre docentes y administrativos, y cumplir también un rol académico para 900 estudiantes, sus familias y las empresas e instituciones sociales vinculadas.  Esto no sólo me ha ido enseñando lo propio del contenido de estos rubros, sino también me ha enseñado la humildad necesaria para el aprendizaje continuo, especialmente en un rubro tan humano y cambiante como el de la educación.

Es así que llego a este Diplomado en Liderazgo y Gestión de Equipos de la U. de Chile; el programa propuesto, el énfasis reflejado en cada uno de sus nueve puntos y módulos, la casa de estudios que los acoge, la calidad del cuerpo docente y la diversidad de las perspectivas de los compañeros de estudio, son el espacio donde espero pueda concretar mis experiencias previas en un contenido teórico armónico, resolviendo mis dudas y suspicacias al respecto e integrando los nuevos aprendizajes obtenidos.

Por  todos los conocimientos y experiencias que compartamos, muchas gracias.