No
pocas son las sorpresas y enseñanzas que en mis 8 años de experiencia
laboral me han deparado las responsabilidades de liderazgo que en
distintos rubros me ha tocado observar. Ya en la universidad
me tocó coordinar actividades y estrategias en los equipos de la Federación de
Estudiantes de la Católica (FEUC), luego en el aula como docente de
Filosofía, de Educación Cívica y de Equipos de Debate, tuve la
oportunidad de observar que la integración de confianzas con una mirada
organizacional puede llevar a los equipos a dar un salto en sus rendimientos y generación de riqueza. Aprendí
también que la diversidad en los equipos si bien es un desafío
comunicacional e incluso sicológico, es también la oportunidad para
enriquecer los resultados y a las personas del equipo, más allá de lo
que desde cualquiera de las perspectivas particulares que conforman el
equipo hubiera podido esperarse, la diversidad nos enriquece a todos y nos permite trascender nuestras fronteras.
Es
así que en el realce que logra de las capacidades del equipo, veo en el
rol del líder una responsabilidad cualitativa para la obtención de las
metas propuestas, pero aun más que eso (y a pesar que las metas puedan
no alcanzarse), es también en el rol del líder que encuentro fundamental
se generaren las oportunidades de aprendizaje para todos (incluyéndo para
él mismo), integrando nuevos conocimientos, capacidades y nuevos
miembros al equipo, y siendo gracias a eso capaz de enfrentar luego
nuevos desafíos y escenarios en el futuro.
Mi
posterior experiencia como co-fundador y cabeza del equipo ejecutivo de
la Corporación Independientes en Red me dio la oportunidad de trabajar
con reconocidas autoridades en muy distintos rubros del país (desde el
derecho y la política, hasta el deporte y las artes), formando y liderando equipos
de voluntarios de una red de cerca de 5 mil personas, en proyectos y campañas en áreas que con una mirada
estratégica definíamos con el directorio de la corporación como claves
para aportar desde la ciudadanía al desarrollo cultural, político y
económico de Chile. No pocas fueron las
oportunidades en que debí presentar junto a mi equipo los resultados
frente a comisiones y bancadas parlamentarias, representantes gremiales y
comisiones presidenciales. Todo esto fue una excepcional oportunidad
de aprendizaje práctico que me reforzó los conceptos ya mencionados
además de subrayarme que una vez que junto a un liderazgo capacitado y
oportuno se encuentra el compromiso de un equipo, pocos son los desafíos
inalcanzables. Incluso cuando no se alcanza una meta, el camino genera
valor y aprendizaje valioso para el equipo en general y para cada uno de
sus integrantes en particular.
Luego, desde julio 2010, ejerzo como Director Académico del I.P. Culinary (www.culinary.cl)
que con dos sedes y cuatro carreras profesionales en el rubro de los
servicios, ha sido una nueva oportunidad de aprendizaje práctico. Hoy me toca el rol de autoridad y debo liderar a más de 120 personas entre docentes y administrativos, y
cumplir también un rol académico para 900 estudiantes, sus familias y
las empresas e instituciones sociales vinculadas. Esto no sólo me ha ido
enseñando lo propio del contenido de estos rubros, sino también me ha
enseñado la humildad necesaria para el aprendizaje continuo,
especialmente en un rubro tan humano y cambiante como el de la
educación.
Es
así que llego a este Diplomado en Liderazgo y
Gestión de Equipos de la U. de Chile; el programa propuesto, el énfasis reflejado en cada
uno de sus nueve puntos y módulos, la casa de estudios que los acoge, la calidad
del cuerpo docente y la diversidad de las perspectivas de los compañeros de estudio, son el espacio donde espero pueda
concretar mis experiencias previas en un contenido teórico armónico,
resolviendo mis dudas y suspicacias al respecto e integrando los nuevos aprendizajes
obtenidos.
Por todos los conocimientos y experiencias que compartamos, muchas gracias.